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jueves, 17 de septiembre de 2009

EL VACIO


Cuando se conecta con el vacio interior se tiene la "suerte" de sentir un frio que te congela hasta el alma hasta lo infinito , y el ser humano en su sabiduria desde que somos una celula en el vientre de nuestra madre , buscamos el calor . El calor para crecer , para sentirnos protegidos , aliviados , queridos....

Pero esa busqueda por llenar el vacio se hace despiadada , cansada , tenue y triste .

Es como la busqueda de un pueblecito maravilloso , situado en las faldas de la montaña de la emociones donde todos los dias amanecen con un brillo especial , esta delimitado por el rio de la vida a la derecha y por campos de esperanza de reencontrarse con lo perdido , quizas por nuestro descuido , quizas porque nos lo robaron en la niñez , pero siempre perdido.

Un dia me propuse encontrar ese pueblecito del que tantas veces me habian hablado los sabios, asi pues cogi mi coche y empece a recorrer largas carreteras , casi tenia un mapa fijado , pero lo que llegue a saber con el tiempo es que era un mapa falso , ya que sus directrices estaban realizadas con tinta cerebral y no emocional , lo que me condujo a perderme mas si cabe todavia.

Recorri kilometros de carreteras , los dias se hacian interminables y llegaba exhausta a la noche donde me encogia como un cachorro esperando la luz del amanecer para seguir mi camino .

Los dias fueron pasando , los años tambien , cogia todo tipo de carreteras al principio autopistas ( asi iba mas deprisa ) , aunque se pagaban peajes todo estaba bien señalizado y tenia areas de descanso , pero al cabo de un tiempo me di cuenta que siempre pasaba por las mismas ciudades : Soledad , Desamparo , Evasion , Alegria , Locura , Tranquilidad , Anestesia.

Asi que decidi salirme en el peaje de Alegria y buscar en otras carreteras .

Aqui la busqueda cambio, iba mas despacio pero recorria pueblos que ni siquiera sabia que existian y eso me gustaba a veces tambien me asustaba un poco , las señalizaciones eran peores , pero seguia buscando aquel pueblecito que me devolveria todo aquello que no tenia .

Pero no tenia fortuna en la busqueda , ultimamente siempre llegaba a un mismo lugar en ruinas , sombreado por grandes montañas y que parecia no tener vida .

Un dia estando ya en una carretera comarcal que parecia no tener fin aparecio una gasolinera para mi sorpresa , era algo destartalada pero pense que me vendria bien repostar combustible para seguir ya que intuia que esa carretera podia ser la que me llevase a mi tesoro interior.

El gasolinero era una persona delgada con apariencia fragil y algo desorientado , me acerque a el y le dije:

-Lleno por favor

El respondio .

-de que quieres que te lo llene ? tengo paciencia y confianza , cual prefieres?

No sé -respondi- , el que me lleve mejor a este (señalando en el mapa) pueblecito llamado "mi alma".

Entonces no necesitas repostar - respondio el gasolinero.

Lo tienes ahi , puedes ir andando.

Ese es!!!! grite horrorizada ,pero si ese lugar no tiene vida , es sombrio , gris y ni siquiera tiene rio , ahi no hay nada -conteste-

El gasolinero sin decir mas nada desaparecio , y ahi me quede enfurecida , dando patadas a las piedras del camino , enojada empece andar y cuanto mas cerca veia el lugar mas enojo tenia , ademas aquel frio tan incomodo empezaba a recorrerme el cuerpo de nuevo .

Llegue a la entrada del pueblecito llamado "mi alma " que ironia pensé, y empece a buscar con la desesperacion que una madre busca al hijo perdido entre la multitud , con la ansiedad de que este frio pase pronto , con la lentitud de que ya en esta vida no hay nada para mi, asi estuve tiempo , mucho tiempo no se cuanto pero a mi me parecio una eternidad.

Un dia sentada en medio de aquel lugar el silencio se rompio por el cantar de un pajaro , al principio pense que era una alucinacion dentro de mi locura , pero aquel pajarillo seguia con su jolgorio invitando a la vida , asi que abri los ojos me incorpore y senti como si mi cuerpo hubiese crecido hasta el cielo , ya no me sentia cansada y el cantar de ese pajaro llenaba mis oidos y llegaba hasta mi corazon , al poco tiempo lo vi posado en una rama de un arbol seco que luego seria uno de los mas frondoso del lugar , entonces me di cuenta de que era verdad habia vida en ese lugar !!! ya no estaba sola sentia la sangre que recorria mi cuerpo a borbotones , si estaba e silencio era capaz de escuchar mucas cosas , a las hormigas que pasaban cerca de mis pies , a un rio subterraneo que acabo aflorando lleno de humanidad , a las hojas de los arboles que crecian a cientos , a mi corazon que latia con fuerza y a mi alma que se empezo a llenar de pequeñas cosas que sonaban como cascabeles.

Asi fue como en ese lugar salio la vida y la belleza que llevaba dentro y que desde fuera no se podia ver , confirme lo que decian los sabios , el pueblecito existe dentro de cada uno de nosotros.

martes, 8 de septiembre de 2009

LO APRENDIDO

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido,
tuve que soportar lo soportado.

Si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

Francisco L.Bernardez

ACEPTAR EL DOLOR


A veces, en una conversación de coaching ontológico o en otros ámbitos donde nos ponemos en contacto con nosotros mismos, empezamos a descubrir nuestros dolores: nuestras tristezas, angustias, soledades, miedos, frustraciones, desilusiones, resentimiento... Esta experiencia es en sí misma dolorosa. Descubrir, contactar, expresar nuestras propias heridas internas... duele... y también libera.
Estamos habituados a evitar el dolor. Si apoyo la mano en una estufa caliente, el dolor hace que rápidamente retire mi mano, y gracias a ésto evito un daño mayor, puedo mantener mi integridad física. En lo psíquico o emocional muchas veces hacemos un movimiento similar: un movimiento que nos lleva a evitar, rechazar, calmar el dolor. Muchas veces huimos del dolor, lo negamos, lo ignoramos. Otras, en cambio, hacemos exactamente lo contrario: nos apegamos a él, lo cuidamos, lo alimentamos, lo mostramos orgullosos, como si fuera nuestro hijo predilecto.
Lo que me pregunto hoy, es... ¿Cuántas veces lo escuchamos? Como se escucha a un amigo, que tiene algo importante para decirnos. ¿Cuántas veces nos permitimos morar en nuestros dolores desde la aceptación? Dejándolo que se exprese, sin hacer un solo movimiento de rechazo, huida, apego, justificación...
Hay algo especial que sucede desde este lugar. Un lugar en que no me enfrento con mi dolor, no me pongo enfrente, sino al lado, lo reconozco como propio, lo escucho, lo expreso, y... lo suelto. No lo tapo, no lo empujo, no lo niego. Lo dejo libre, lo dejo ser en mí, me dejo ser en él.
¿Cuántas veces escuchamos a otra persona desde este lugar? Sin darle vuelta la cara, sin rechazarlo, sin pretender arreglarle el problema, sin aconsejarlo, sin juzgarlo, sin distancias, sin presión, sin exigir. Dejando que su dolor toque nuestro corazón.
También hay algo especial que sucede desde este lugar. Y hay un contexto necesario para que esto suceda. Un contexto de cuidado, respeto, confianza, intimidad, contacto, aceptación.
Tal vez, para liberarnos del dolor, debamos primero liberar al dolor... ¿Queremos hacerlo?